Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta* deshonra al que es su cabeza.
Si el hombre ora a Dios, o habla en su nombre, con la cabeza cubierta, no le da a Cristo la honra que merece.
Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta a su cabeza.
Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
Todo varón que ora o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza.