Y si acaso no hay intérprete, que guarde silencio en la iglesia y hable a sí mismo y a Dios.
Si no hay intérprete, que guarden silencio en la iglesia y cada uno hable para sí mismo y para Dios.
Pero si no hay en la iglesia nadie que traduzca, entonces deben callarse, o hablar sólo para sí mismos y para Dios.
Si no hay quien interprete, guárdese silencio en la asamblea; hable cada cual consigo mismo y con Dios.
Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia, y hable a sí mismo y a Dios.