El que habla en una lengua se edifica a sí mismo, mientras que el que profetiza edifica a la iglesia.
El que habla en lenguas se edifica a sí mismo; en cambio, el que profetiza edifica a la iglesia.
El que habla en lengua, se edifica a sí mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea.
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.
El que habla en lengua desconocida, a sí mismo se edifica; mas el que profetiza, edifica a la iglesia.