Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, quien da el crecimiento.
Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer.
Así que lo importante no es quién anuncia la noticia ni quién la enseña; el único importante es Dios, que es quien aumenta nuestra confianza en Cristo.
De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento.