Pero ahora os escribo que no os asociéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni aun comáis.
Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.
Lo que quise decir fue que no deben tener amistad con los que dicen que son cristianos pero, en realidad, son unos malvados. Con personas así, ni siquiera deben sentarse a comer.
¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni comer!
Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.
Mas ahora os he escrito, que no os asociéis; si alguno llamándose hermano fuere fornicario, o avaro, idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón, con el tal ni aun comáis.