Entonces David comprendió que Jehovah le había confirmado como rey sobre Israel y que había enaltecido su reino por amor a su pueblo Israel.
Y Jabes invocó al Dios de Israel diciendo: '¡Oh, si realmente me dieras bendición y ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal, de modo que no tuviese dolor!' Y Dios le concedió lo que pidió.