Subieron a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Entonces dijo David: —¡Dios ha irrumpido contra mis enemigos por mi mano, como irrumpen las aguas! Por eso llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
Fueron, pues, a Baal Perasín,[1] y allí David los derrotó. Entonces dijo: 'Como brecha producida por las aguas, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí.' Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín.
Entonces David salió a Baal-perasim, y allí venció a los filisteos. Los filisteos huyeron y dejaron tirados sus ídolos, así que David ordenó que los quemaran. A ese lugar David lo llamó Baal-perasim, pues dijo: «Dios es fuerte como la corriente de un río, pues me abrió el camino para vencer a mis enemigos.»
Y subieron a Baal Perasim, donde David los derrotó. Dijo entonces David: «Dios ha abierto brecha entre mis enemigos por mi mano, como una brecha de aguas.» Por eso se llamó a aquel lugar Baal Perasim.
Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
Subieron pues a Baal-perasim, y allí los hirió David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perasim.