Sus hermanos que estaban en sus aldeas venían de tiempo en tiempo, para estar con éstos durante siete días.
Cada siete días, sus parientes que vivían en las aldeas se turnaban para ayudarlos.
Cada siete días, los guardianes elegidos venían de sus pueblos para cumplir con su deber. Algunos de ellos eran responsables de cuidar los utensilios que se usaban en el culto, y les tocaba contarlos cuando se sacaban y cuando se guardaban. Otros estaban encargados de cuidar los demás utensilios sagrados, además de la harina fina, el vino, el aceite, el incienso y los perfumes, que eran preparados por algunos sacerdotes. Los cuatro guardianes principales eran de la tribu de Leví, y estaban todo el tiempo cuidando los cuartos y los tesoros del templo de Dios: de noche vigilaban sus alrededores, y por la mañana abrían sus puertas.
Así pues, David los ancianos de Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yahveh, desde la casa de Obededom, con alborozo.
Y sus hermanos que estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con ellos.
Y sus hermanos que estaban en sus aldeas, venían cada siete días por sus tiempos con ellos.