Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.
Cualquiera que rechaza al Hijo, también rechaza al Padre. Y si alguien acepta al Hijo, también acepta al Padre.
Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.
Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.