Al oír Salomón que Simí había ido de Jerusalén a Gat y había regresado,
Salomón se enteró. Entonces lo mandó a llamar y le dijo: «¡Yo te advertí que no debías salir de Jerusalén, y que si lo hacías ibas a morir! Tú estuviste de acuerdo, y me juraste por Dios que obedecerías.
Avisaron a Salomón: «Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha vuelto.»
Luego fue dicho a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto.
Luego fue dicho a Salomón que Simeí había ido de Jerusalem hasta Gat, y que había vuelto.