Luego puso los querubines en medio del santuario interior. Las alas de los querubines se extendían de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro querubín tocaba la otra pared; y las otras dos alas que daban al centro del recinto se tocaban ala con ala.
28
Luego recubrió de oro los querubines.
29
En todas las paredes alrededor del templo, en el interior y en el exterior, talló bajorrelieves de querubines, palmeras y flores abiertas.