No pienses que tu sierva es una mujer impía. Es por mi gran congoja y por mi aflicción que he hablado hasta ahora.
No me tome usted por una mala mujer. He pasado este tiempo orando debido a mi angustia y aflicción.
No juzgues a tu sierva como una mala mujer; hasta ahora sólo por pena y pesadumbre he hablado.»
No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.