Pero Ana no fue, sino que dijo a su marido: —Tan pronto como el niño sea destetado, lo llevaré para que sea presentado ante Jehovah y se quede allí para siempre.
Ana no lo acompañó. No iré hasta que el niño sea destetado le explicó a su esposo. Entonces lo llevaré para dedicarlo al Señor, y allí se quedará el resto de su vida.
Pero Ana no quiso ir con ellos, y por eso le dijo a su marido: —Cuando el niño ya pueda comer solo, yo misma lo llevaré al santuario y se lo entregaré a Dios. Allí se quedará a vivir.
pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «Cuando el niño haya sido destetado, entonces le llevaré, será presentado a Yahveh y se quedará allí para siempre.»
Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.
Mas Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado; para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.