Entonces dijo Saúl: —Descendamos de noche contra los filisteos y saqueémoslos hasta el amanecer. No dejemos a ninguno de ellos. Y dijeron: —Haz todo lo que te parezca bien. Luego dijo el sacerdote: —Acerquémonos a Dios aquí.
Y dijo: Vayamos esta noche tras los filisteos. Antes de que amanezca, quitémosles todo lo que tienen y no dejemos a nadie con vida. Haz lo que te parezca mejor le respondieron. Primero debemos consultar a Dios intervino el sacerdote.
Luego les dijo a sus soldados: —No pasará esta noche sin que acabemos con los filisteos y nos quedemos con todas sus pertenencias. Y ellos le contestaron: —Haremos todo lo que usted nos mande. Pero el sacerdote le dijo: —Primero debemos consultar a Dios.
Saúl dijo: «Bajemos durante la noche en persecución de los filisteos y saqueémoslos hasta el amanecer; no dejaremos ni un solo hombre.» Le respondieron: «Haz lo que mejor te parezca.» Pero el sacerdote dijo: «Acerquémonos aquí a Dios.»
Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.
Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Lleguémonos aquí a Dios.