Aquel día David se levantó y huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis, rey de Gat.
Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a Aquis, rey de Gat.
David siguió huyendo de Saúl, y de allí se fue a Gat, que era una ciudad filistea. Cuando llegó allá,
Respondió el sacerdote: «Ahí está la espada de Goliat el filisteo que mataste en el valle del Terebinto, envuelta en un paño detrás del efod; si la quieres tómala; fuera de ésta, no hay otra.» Dijo David: «Ninguna mejor. Dámela.»
Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.
Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquís rey de Gat.