Así que cambió su conducta delante de ellos, fingiéndose loco cuando estaba con ellos. Hacía marcas en las puertas de la ciudad y dejaba caer su saliva sobre su barba.
Por lo tanto, cuando estaban por apresarlo, fingió perder la razón y, en público, comenzó a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva le corriera por la barba.
Entonces empezó a rasguñar los portones de la ciudad y a babear, como si estuviera loco.
Meditó David estas palabras y temió mucho a Akís, rey de Gat.
Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba.
Y mudó su proceder delante de ellos, y se fingió loco entre sus manos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr su saliva por su barba.