Entonces mandaron reunir a todos los gobernantes de los filisteos, y dijeron: —Enviad el arca del Dios de Israel y que vuelva a su lugar, no sea que nos mate a nosotros y a nuestro pueblo. Pues había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí.
Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: '¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!' Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar.
Hicieron convocar a todos los tiranos de los filisteos y dijeron: «Devolved el arca del Dios de Israel; que vuelva a su sitio y no me haga morir a mí y a mi pueblo.» Pues había un terror mortal en toda la ciudad, porque descargó allí duramente la mano de Dios.
Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí.
Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo; porque había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había allí agravado.