Que éstos sean probados primero y que después sirvan como diáconos, si es que son hallados irreprensibles.
Que primero sean puestos a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos.
Deben tener una sola esposa, y dirigir bien a sus hijos y a toda su familia. Las mujeres también deben hacer bien su trabajo. No deben ser chismosas, sino saber controlarse en todo, y ser personas en las que se pueda confiar. Los que quieran ser diáconos serán puestos a prueba. Si no hay nada de qué acusarlos, y pasan la prueba, trabajarán en la iglesia.
Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos.
Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
Y éstos también sean primero puestos a prueba; y luego ejerzan el diaconado, si fueren irreprensibles.