Las mujeres, asimismo, deben ser dignas de respeto, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.
Así mismo, las esposas de los diáconos* deben ser honorables, no calumniadoras sino moderadas y dignas de toda confianza.
Las mujeres igualmente deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.
Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
Sus esposas asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.