No descuides el don que está en ti, que te ha sido dado por medio de profecía, con la imposición de las manos del concilio de ancianos.
Ejercita el don que recibiste mediante profecía, cuando los ancianos te impusieron las manos.
No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo.
No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros.
No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
No descuides el don que está en ti, que te es dado por profecía con la imposición de las manos del presbiterio.