A los que continúan pecando, repréndelos delante de todos para que los otros tengan temor.
A los que pecan, repréndelos en público para que sirva de escarmiento.
Si alguno de los líderes sigue pecando, corrígelo ante toda la iglesia, para que los demás tengan miedo y no hagan lo mismo.
A los culpables, repréndeles delante de todos, para que los demás cobren temor.
A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.
A los que pecaren, repréndelos delante de todos, para que los otros también teman.