No impongas las manos a ninguno con ligereza, ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.
No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.
Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, piénsalo bien. Porque, si esa persona hace algo malo, tú serás también responsable de lo que haga. Tú mismo debes apartarte del mal.
No te precipites en imponer a nadie las manos, no te hagas partícipe de los pecados ajenos. Consérvate puro.
No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.
No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.