Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda.
Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo sino aquel a quien recomienda el Señor.
La persona que merece aplausos no es la que habla bien de sí misma, sino aquella de quien el Señor habla bien.
Que no es hombre de probada virtud el que a sí mismo se recomienda, sino aquel a quien el Señor recomienda.
porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Porque no el que se alaba a sí mismo, es aprobado; sino el que el Señor alaba.