Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado.
Por eso tratamos de obedecerlo, ya sea en esta vida o en la otra.
Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por agradarle.
Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
Por tanto procuramos también, o presentes, o ausentes, serle agradables.