Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo; más bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de dentro temores.
Cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, sino que nos vimos acosados por todas partes; conflictos por fuera, temores por dentro.
Desde que llegamos a la región de Macedonia, no hemos descansado. Al contrario, hemos sufrido mucho. Hemos luchado contra nuestros enemigos y contra nuestro miedo.
Efectivamente, en llegando a Macedonia, no tuvo sosiego nuestra carne, sino, toda suerte de tribulaciones: por fuera, luchas; por dentro, temores.
Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores.
Porque cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestra carne; antes en todo fuimos atribulados; de fuera, contiendas; de dentro, temores.