En cualquier pleito que traigan a vosotros vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de sangre o cuestiones de instrucción, mandamientos, leyes o decretos), habéis de advertirles a fin de que no pequen contra Jehovah y que no haya ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este modo, no tendréis culpabilidad.
Cuando sus compatriotas vengan de las ciudades y sometan al juicio de ustedes casos de violencia, o algún otro asunto concerniente a la ley, los mandamientos, los estatutos y los juicios, ustedes les advertirán que no pequen contra el Señor, para que su ira no caiga sobre ustedes y sobre ellos. Si así lo hacen, no serán culpables.
»Ustedes deben enseñarles a sus compatriotas a obedecer todo lo que Dios ha ordenado, ya sea que se trate de un asesinato, o de cualquier otro tipo de problema. Díganle a la gente que no ofenda a Dios, para que él no los castigue. Sigan ustedes mi consejo, y no tendrán de qué arrepentirse.
En todo pleito que venga a vosotros de parte de vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, sean causas de sangre o cuestiones de la Ley, de los mandamientos, decretos y sentencias, habéis de esclarecerlos, a fin de que no se hagan culpables para con Yahveh y se encienda su ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Obrando así, no os haréis culpables.
En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades, en causas de sangre, entre ley y precepto, estatutos y decretos, les amonestaréis que no pequen contra Jehová, para que no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así no pecaréis.
En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades, entre sangre y sangre, entre ley y precepto, estatutos y derechos, habéis de amonestarles que no pequen contra Jehová, porque no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así no pecaréis.