Cuando los de Judá llegaron a cierta altura que domina el desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí que ellos yacían muertos en tierra. Ninguno había escapado.
Cuando los hombres de Judá llegaron a la torre del desierto para ver el gran ejército enemigo, no vieron sino los cadáveres que yacían en tierra. ¡Ninguno había escapado con vida!
Cuando el ejército de Judá llegó hasta el punto desde el cual se ve el desierto, sólo vieron un montón de cadáveres regados por todos lados. ¡No quedó nadie con vida! Entonces Josafat y su ejército fueron a apoderarse de las pertenencias de sus enemigos. Encontraron gran cantidad de alimentos, ropa y utensilios valiosos; era tanto lo que había, que pasaron tres días recogiéndolo todo, y ni aun así pudieron llevárselo.
Judá había venido a la atalaya del desierto y se volvieron hacia la multitud, pero no había más que cadáveres tendidos por tierra; pues ninguno pudo escapar.
Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
Y luego que vino Judá a la atalaya del desierto, miraron hacia la multitud; mas he aquí yacían ellos en tierra muertos, que ninguno había escapado.