Y ahora te ruego, señora, no como si te escribiera un nuevo mandamiento, sino el mismo que teníamos desde el principio: que nos amemos unos a otros.
Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les* esté escribiendo un mandamiento nuevo sino el que hemos tenido desde el principio.
Ahora les pido que nos amemos los unos a los otros. Este mandamiento no es nuevo: es el mismo que se nos dio desde el principio.
Y ahora te ruego, Señora - y no es que te escriba un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el comienzo - que nos amemos unos a otros.
Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.
Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un mandamiento nuevo, sino aquel que nosotros hemos tenido desde el principio; que nos amemos unos a otros.