Entonces dijo: —Dejadlo. Nadie mueva sus restos. Así fueron preservados sus restos junto con los restos del profeta que vino de Samaria.
Déjenlo, pues replicó el rey; que nadie mueva sus huesos. Fue así como se conservaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaria.
Entonces Josías ordenó: —Déjenla como está. Así que no sacaron los huesos del profeta de Judá, ni los del profeta de Samaria, que estaba enterrado junto a él.
Dijo él: «Dejadle en paz. Que nadie toque sus huesos.» Y salvaron sus huesos, junto con los huesos del profeta que vino de Samaría.
Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.
Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.