Jehovah envió a Natán a David, y al venir a él le dijo: —Había dos hombres en una ciudad: el uno rico y el otro pobre.
2
El rico tenía numerosas ovejas y vacas;
3
pero el pobre no tenía más que una sola corderita que él había comprado y criado, que había crecido junto con él y sus hijos. Comía de su pan, bebía de su vaso y dormía en su seno. La tenía como a una hija.