El rey respondió a Absalón: —No, hijo mío. No iremos todos, para que no te seamos una carga pesada. Aunque le insistió, él no quiso ir, pero lo bendijo.
No, hijo mío le respondió el rey. No debemos ir todos, pues te seríamos una carga. Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición.
Pero el rey le contestó: —Hijo mío, te agradezco la invitación, pero si vamos todos vas a gastar mucho dinero. Absalón insistió en invitar a David, pero él no quiso ir. Sin embargo, le dio su bendición.
El rey dijo a Absalón: «No, hijo mío, no podemos ir todos para no serte gravosos.» Insistió, pero el rey no quiso ir y le dio su bendición.
Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas le bendijo.
Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos carga. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo.