El rey preguntó al etíope: —¿Está bien el joven Absalón? El etíope respondió: —Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.
¿Y está bien el joven Absalón? preguntó el rey. El cusita contestó: ¡Que sufran como ese joven los enemigos de Su Majestad, y todos los que intentan hacerle mal!
Pero el rey le preguntó: —¿Cómo está el joven Absalón? El etíope le contestó: —¡Quiera Dios que todos los enemigos del rey mueran como ese muchacho!
Dijo el rey al kusita: «Está bien el joven Absalón?» Respondió el kusita: «Que les suceda como a ese joven a todos los enemigos de mi señor el rey y a todos los que se levantan contra ti para hacerte mal.»
El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón está bien? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levanten contra ti para mal.
El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón tiene paz? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.