Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza* que se te ha confiado.
No permitas que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste. Dios te ha encargado ese trabajo, y el Espíritu Santo te ayudará a hacerlo.
Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.