Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido;
Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse.
Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia.
Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable, con todos, pronto a enseñar, sufrido,
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino afable para con todos, apto para enseñar, sufrido;