No debiste haberte quedado mirando a tu hermano en su día trágico, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá en el día de su ruina. No debiste extralimitarte con tu boca en el día de la angustia.
No debiste reírte de tu hermano en su mal día, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte a costa del pueblo de Judá en el día de su ruina. No debiste proferir arrogancia en el día de su angustia.
»No debiste haberte alegrado cuando tus hermanos sufrían; no debiste haberte reído cuando Judá estaba en ruinas; no debiste burlarte de ellos cuando estaban angustiados;
¡No mires con placer el día de tu hermano, el día de su desgracia, no te alegres de los hijos de Judá, en el día de su ruina, no dilates tu boca en el día de su angustia!
Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.
Pues no debiste tú estar mirando en el día de tu hermano, el día en que fue extrañado; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día de su ruina, ni debiste ensanchar tu boca en el día de la angustia: