Tu nombre es como perfume derramado; por el olor de tu suave perfume las jóvenes se enamoran de ti.
Grata es también, de tus perfumes, la fragancia; tú mismo eres[3] bálsamo fragante. ¡Con razón te aman las doncellas! Regocijémonos y deleitémonos juntos, celebraremos tus caricias más que el vino. ¡Sobran las razones para amarte! Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las carpas de Cedar, hermosa como los pabellones de Salmá.[5]
prefiero disfrutar del aroma de tus perfumes. Y eso eres tú: ¡perfume agradable! ¡Ahora me doy cuenta por qué te aman las mujeres!
mejores al olfato tus perfumes; ungüento derramado es tu nombre, por eso te aman las doncellas.
/nA más del olor de tus suaves ungüentos, /nTu nombre es como ungüento derramado; /nPor eso las doncellas te aman.
Por el olor de tus suaves ungüentos, tu nombre es ungüento derramado, por eso las doncellas te aman.