Hazme saber, oh amado de mi alma, dónde pastorearás; dónde harás recostar el rebaño al mediodía, para que yo no ande errante tras los rebaños de tus compañeros.
Cuéntame, amor de mi *vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta[6] los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando[7] entre los rebaños de tus amigos?
Cuéntame, amor de mi vida, ¿adónde llevas tus rebaños? A la hora de la siesta, ¿dónde los haces descansar? No tengo por qué andar como una vagabunda; ¡no tengo por qué buscarte entre los rebaños de tus amigos!
Indícame, amor de mi alma, dónde apacientas el rebaño, dónde lo llevas a sestear a mediodía, para que no ande yo como errante tras los rebaños de tus compañeros.
/nHazme saber, oh tú a quien ama mi alma, /nDónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; /nPues ¿por qué había de estar yo como errante /nJunto a los rebaños de tus compañeros?
Hazme saber, o tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde haces recostar el rebaño al medio día: Pues, ¿por qué había yo de estar como errante tras los rebaños de tus compañeros?