Ahora, la salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros.
Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que la gracia sea con ustedes.
Yo mismo, con mi propia mano les escribo esto: «Recuerden que estoy preso. Deseo de todo corazón que Dios los llene de su amor.»
El saludo va de mi mano, Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.
La salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.
Las salutaciones de mi mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amen. Escrita desde Roma, y enviada con Tíquico y Onésimo.