El rey Darío expidió el decreto y lo puso por escrito.
El rey aceptó firmar la ley.
Ahora pues, oh rey, da fuerza de ley a esta prohibición firmando el edicto, de suerte que no se cambie nada, con arreglo a la ley de los medos y persas, que es irrevocable.»
Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.
Firmó pues el rey Darío la escritura y el edicto.