No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?’
No está arriba en el cielo, para que preguntes: ¿Quién subirá al cielo por nosotros, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?
No son difíciles de entender, ni hace falta que alguien se los explique para que puedan obedecerlos.
No están en el cielo, para que hayas de decir: «¿Quién subirá por nosotros al cielo a buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica?»
No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo representará, para que lo cumplamos?