¡Oh, si tuviesen tal corazón que me temiesen y guardasen todos mis mandamientos todos los días, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
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Vé y diles: Volved a vuestras tiendas.
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Pero tú, quédate aquí conmigo. Yo te diré todos los mandamientos, las leyes y los decretos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les doy para que tomen posesión de ella.’