'Luego me postré delante de Jehovah, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. No comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo lo malo ante los ojos de Jehovah, hasta enojarlo.
'Nuevamente me postré delante del Señor cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua. Lo hice por el gran pecado que ustedes habían cometido al hacer lo malo a los ojos del Señor, provocando así su ira.
Después tomé el ídolo que habían hecho, lo quemé y eché las cenizas al arroyo que bajaba del monte. »El pecado de ustedes me causó mucho dolor y tristeza, pues hizo enojar a Dios. Por eso me arrodillé delante de él, y durante cuarenta días y cuarenta noches no comí ni bebí nada. Dios estaba tan enojado con ustedes y con Aarón, que estaba decidido a destruirlos. »Yo sentí tanto miedo que oré a Dios y le dije: “Dios mío, no destruyas al pueblo que sacaste de Egipto con tu gran poder. Es tu pueblo. Recuerda que Abraham, Isaac y Jacob siempre te fueron fieles y te obedecieron en todo. Olvídate de que este pueblo es terco; olvídate de su pecado y de su maldad. Si lo destruyes, los otros pueblos van a pensar que no pudiste llevarlo hasta la tierra que le prometiste. También van a pensar que tú no lo quieres, y que lo sacaste al desierto para destruirlo por completo. Esta gente es tu pueblo; es el pueblo que con tu gran poder sacaste de Egipto”. »Una vez más, Dios escuchó mi oración y los perdonó. Pero no fue esa la única ocasión en que ustedes lo hicieron enojar. También lo hicieron enojar en Taberá, en Masá y en Quibrot-hataavá. Además, cuando ustedes estaban en Cadés-barnea, Dios les ordenó que fueran a conquistar la tierra prometida, pero ustedes no creyeron en su promesa ni lo obedecieron. ¡Desde el día en que los conocí, ustedes han sido siempre tercos y desobedientes!»
Luego me postré ante Yahveh; como la otra vez, estuve cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua, por todo el pecado que habíais cometido haciendo el mal a los ojos de Yahveh hasta irritarle.
Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo.
Y me postré delante de Jehová, como antes, cuarenta días y cuarenta noches: no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo mal en ojos de Jehová para enojarlo.