Si el ánimo del gobernante se excita contra ti, no abandones tu puesto; porque la serenidad apacigua grandes ofensas.
Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La paciencia es el remedio para los grandes errores.
Si el gobernante se enoja contigo, no renuncies a tu cargo. Para los grandes errores, un gran remedio: la paciencia.
Si el enojo del que manda se abate sobre ti, no abandones tu puesto, que la flema libra de graves yerros.
Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas.
Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la serenidad hará cesar grandes ofensas.