Eclesiastés 2:11

Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol.

Otras versiones de la Biblia

Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.

- Versão NVI-ES (Nueva Version Internacional)

Luego me puse a pensar en todo lo que había hecho, y en todo el trabajo que me había costado hacerlo, y me di cuenta de que nada de esto tenía sentido; todo había sido como querer atrapar el viento. ¡En esta vida nadie saca ningún provecho!

- Versão TLA (Traducción en Lenguaje Actual)

Consideré entonces todas las obras de mis manos y el fatigoso afán de mi hacer y vi que todo es vanidad y atrapar vientos, y que ningún provecho se saca bajo el sol.

- Versão BJ-ES (Biblia de Jerusalen)

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

- Versão RVR60 (Reina Valera 1960)

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas: y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y no hay provecho debajo del sol.

- Versão RVR04 (Reina Valera 2004)

Contexto del verso

  • 10
    No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni rehusé a mi corazón placer alguno; porque mi corazón se alegraba de todo mi duro trabajo. Esta fue mi parte de todo mi duro trabajo.
  • 11
    Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol.
  • 12
    Después yo volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué añadirá el hombre que suceda al rey, a lo que éste ya hizo?

Imagen del verso

Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol. - Eclesiastés 2:11