Entonces aborrecí la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; pues todo es vanidad y aflicción de espíritu.
Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!
Como nada en este mundo me causaba alegría, terminé por aborrecer la vida. Lo cierto es que nada tiene sentido; ¡todo es como querer atrapar el viento!
He detestado la vida, porque me repugna cuanto se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y atrapar vientos.
Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
Aborrecí por tanto la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.