Asimismo, he observado esto: que los impíos, que antes entraban y salían del lugar santo, son sepultados y reciben elogios en la ciudad donde así hicieron. Esto también es vanidad.
Vi también a los malvados ser sepultados los que solían ir y venir del lugar santo; a ellos se les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron.[1] ¡Y también esto es absurdo!
También he visto que sepultan con honores a gente malvada, y que a la gente buena ni en su propio pueblo la recuerdan. ¡Y esto tampoco tiene sentido!
Por ejemplo, he visto a gente mala llevada a la tumba. Partieron del Lugar Santo, y se dio al olvido en la ciudad que hubiesen obrado de aquel modo. ¡Otro absurdo!:
Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.
También he visto a los impíos ser sepultados, los cuáles entraban y salían del lugar santo, y ser olvidados en la ciudad donde esto hicieron. Esto también es vanidad.