Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos todo lo que le había acontecido. Entonces, sus sabios y su mujer le dijeron: —Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, es de la descendencia de los judíos, no lo vencerás. ¡De hecho caerás delante de él!
Y les contó a Zeres, su esposa, y a todos sus amigos todo lo que le había sucedido. Entonces sus consejeros y su esposa Zeres le dijeron: Si Mardoqueo, ante quien has comenzado a caer, es de origen judío, no podrás contra él. ¡Sin duda acabarás siendo derrotado!
Al llegar a su casa les contó a su esposa y a sus amigos lo que le había ocurrido. Su esposa y sus amigos más sabios le aconsejaron: «Si Mardoqueo es judío, no pienses que lo podrás vencer. Al contrario, esto es apenas el comienzo de tu derrota total».
Contó Amán a su mujer Zeres y a todos sus amigos cuanto había pasado; sus consejeros y su mujer Zeres le dijeron: «Si Mardoqueo, ante el que has comenzado a declinar, pertenece al linaje de los judíos, no podrás vencerle, sino que sin remedio caerás ante él.»
Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él.
Contó luego Amán a Zeres su esposa, y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido; y le dijeron sus sabios, y Zeres su esposa: Si de la simiente de los judíos es el Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás; antes caerás por cierto delante de él.