Cuando el faraón dejó ir al pueblo, Dios no lo guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más corto, porque dijo Jehovah: 'No sea que al enfrentarse con la guerra, el pueblo cambie de parecer y se vuelva a Egipto.'
Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: 'Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto.'
Cuando el rey de Egipto dejó que los israelitas se fueran de su país, Dios mismo les enseñó el camino que debían seguir. No los llevó por la región donde vivían los filisteos, aunque era el camino más corto. Y es que Dios pensó que si los filisteos atacaban a los israelitas, estos podrían asustarse y regresar a Egipto.
Cuando Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más corto; pues se dijo Dios: «No sea que, al verse atacado, se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto.»
Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.
Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: No sea que cuando el pueblo vieren la guerra, se arrepienta y se vuelva a Egipto: