Al oír el pueblo esta mala noticia, ellos hicieron duelo. Ninguno se atavió con sus joyas.
Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan demoledoras, comenzaron a llorar y nadie volvió a ponerse sus joyas,
Al oír el pueblo estas duras palabras, hizo duelo y nadie se vistió sus galas.
Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.
Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos: