Y Moisés respondió a Jehovah diciendo: —Si los hijos de Israel no me escuchan, ¿cómo, pues, me escuchará el faraón, siendo yo falto de elocuencia?
Pero Moisés se enfrentó al Señor y le dijo: ¿Y cómo va a hacerme caso el faraón, si ni siquiera los israelitas me creen? Además, no tengo facilidad de palabra.[2]
Moisés contestó: —Si ni siquiera los israelitas me hicieron caso, mucho menos el rey. Además, soy muy torpe para hablar.
Respondió Moisés ante Yahveh: «Si los israelitas no escuchan: ¿cómo me va a escuchar Faraón, a mí que soy torpe de palabra?»
Y respondió Moisés delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?
Y respondió Moisés delante de Jehová, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan: ¿cómo pues me escuchará Faraón, mayormente siendo yo de labios incircuncisos?